Según este motrileño, no fue invitado a sentarse en uno de los salones de dentro del restaurante y tampoco iba a ser atendido en la terraza, tal y como dice que le comunicaron sus compañeros de mantel que entraron a informarse de lo que pasaba.
«Salió un camarero y dijo que yo causaba allí un efecto negativo, que daba mala imagen que le iba a despachar a los clientes con mi presencia allí porque afeaba la terraza», apunta Rafael, que no entiende por qué recibió este trato. «No se si es porque soy discapacitado u obeso o las dos cosas a la vez, pero hemos luchado mucho por la democracia como para que ahora me pase ésto», critica.
Además, añade que «la familia que estaba esperando su almuerzo a mi lado, se levantó con la comida en la mesa, recién puesta y sin pagar, porque no soportaron la injusticia que se había cometido conmigo», aclara.
Esta última aclaración es para JG.
Via: ideal
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